Al Giordano, 1959-2023
(En español abajo)
Al Giordano passed away
Monday evening, July 10, in Mexico. He was at home, in his own bed, with
friends at his side, as a hard rain came down on the land.
Al was a gifted journalist
and organizer with a keen mind and the courage of his convictions. Those
talents, and a lot of hard work and lived experience, allowed Al to
seemingly see around the corners of history to place himself at the
headwaters of seismic world change.
Al did this repeatedly over
the decades, in the U.S., Latin America and beyond, often at great
personal risk, but never without a sharp sense of strategy aimed at the
goal. He was the John Reed of our era. He was there when the world shook
to tell us why it was shaking.
Al was an active participant
in some of the most consequential moments of political and social change
of the last 50 years as an organizer, a journalist or an advisor. As a
young organizer in the 1970s, he helped freeze the expansion of the
nuclear power industry as part of the “Clamshell Alliance,” which staged
successful anti-nuclear demonstrations at the then-proposed Seabrook
nuclear power plant in New Hampshire. The campaign overcame great odds
and ignited a “No Nukes” movement that inspired similar alliances and
actions against proposed and existing nuclear power plants nationwide.
Al went on to work on John
Kerry’s first Senate campaign, before becoming legendary organizer Abbie
Hoffman’s apprentice in the trenches — working on organizing campaigns
in Pennsylvania, Nicaragua and elsewhere. He was among the first
U.S.-born journalists to document the Zapatista Army for National
Liberation’s 1994 indigenous uprising.
To support that effort and to
document the failed U.S. War on Drugs in Mexico and throughout Latin
America, Al created the online newspaper Narco News. The trailblazing
news service scored a historic victory for online press freedom in the
United States when Citibank unsuccessfully sued Al in a New York court
over his drug war coverage. In its ruling, the court established
precedent extending the same freedom of speech protections to online
journalists as enjoyed by traditional print media.
For over 14 years, and with
the support and participation of dozens of collaborators, Al also ran a
workshop for journalists and organizers to share strategies for the
effective and strategic coverage of social movements, an effort that
created effective networks with global reach among its participants,
which remain active to this day. Al also garnered substantial attention
for his prescient coverage of the “Obama paradigm shift” in the runup to
the 2008 U.S. Presidential election, and he created an online manual
for nonviolent revolution after his in-country coverage of the uprising
against Egyptian dictator Hosni Mubarak in 2011.
Al’s death is a shock in the
sense that he left us far too soon. But Al had been dealing with ongoing
health issues for some time, even after beating back cancer several
years ago. Death is never comforting, but it is relief for those
enduring serious, chronic health problems. The journey, which includes
both emotional and physical pain, is the hard part.
Al lived life hard and fast.
That’s how it came at him. But every moment of it mattered to Al, as did
winning the good fight. He literally changed the world with his
organizing and journalism work. The list of his great accomplishments is
long, and his impressive legacy only now launched on a journey of its
own.
Even Al couldn’t outrun the reaper. None of us can. But damn, he gave life one hell of a good ride.
Al died on his own terms,
still speaking his truth to power and working to organize other people
to do the same, so that an even bigger truth rises. His work will live
on far past his critics' last gasps.
All we can do now is use our
grief as inspiration for doing what Al would surely want us to continue
doing — living authentically and in pursuit of a better world for all.
We should also definitely find some time now to honor Al’s life in a
manner that works for each of us, to celebrate what Al has left behind
for us to build upon.
We all have to keep pushing
forward for as long as time permits. Al once said as much, “Authenticity
is not the easiest path in life, but it’s the only path that leads
forward.”
And the board of directors
of the Fund for Authentic Journalism
Doug Wilson, President
Bill Conroy, Treasurer
Wendy Foxmyn, Fund Administrator
Al Giordano falleció la
pasada noche del lunes 10 de julio en México. Estaba en su casa, en su
propia cama, con amigos a su lado, mientras una fuerte lluvia caía sobre
la tierra.
Al fue un periodista y
organizador talentoso, con una mente acuciosa y el coraje de sus
convicciones. Esas habilidades, junto con mucho trabajo arduo y
experiencia vivida, permitieron que Al aparentemente vislumbrase los
giros de la historia para situarse en la cabecera de transformaciones
mundiales de gran impacto.
Al hizo esto en repetidas
ocasiones a lo largo de las décadas, en los Estados Unidos, América
Latina y más allá, a menudo enfrentando grandes riesgos personales, pero
nunca sin un agudo sentido de la estrategia dirigido al objetivo. Fue
el John Reed de nuestra era. Estuvo presente cuando el mundo tembló para
contarnos por qué temblaba.
Al participó activamente en
algunos de los momentos más trascendentales de cambio político y social
de los últimos 50 años, ya sea como organizador, periodista o asesor.
Como joven organizador en la década de 1970, ayudó a frenar la expansión
de la industria de la energía nuclear como parte de la “Alianza
Clamshell”, que llevó a cabo exitosas manifestaciones antinucleares en
la entonces propuesta planta de energía nuclear de Seabrook en Nuevo
Hampshire. La campaña superó grandes obstáculos e impulsó un movimiento
“No Nukes” que inspiró alianzas y acciones similares contra plantas de
energía nuclear propuestas y existentes en todo el país.
Posteriormente, Al trabajó en
la primera campaña al Senado de John Kerry, antes de convertirse en el
aprendiz del legendario organizador Abbie Hoffman en las trincheras,
trabajando en campañas de organización en Pensilvania, Nicaragua y otros
lugares. Fue uno de los primeros periodistas nacidos en Estados Unidos
en documentar el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) en 1994.
Para apoyar ese esfuerzo y
documentar la fallida “Guerra Contra las Drogas” de Estados Unidos en
México y toda Latinoamérica, Al creó el periódico en línea Narco News.
Este innovador servicio de noticias obtuvo una histórica victoria para
la libertad de prensa en línea en Estados Unidos cuando Citibank demandó
infructuosamente a Al en un tribunal de Nueva York por su cobertura de
la guerra contra las drogas. En su fallo, el tribunal sentó un
precedente que otorga a los periodistas en línea las mismas protecciones
de libertad de expresión que disfruta la prensa impresa tradicional.
Durante más de 14 años, y con
el apoyo y la participación de docenas de colaboradores, Al también
dirigió un taller para periodistas y organizadores con el fin de
compartir estrategias para la cobertura efectiva y estratégica de los
movimientos sociales; un esfuerzo que creó redes efectivas con alcance
global entre sus participantes, que siguen activas hasta el día de hoy.
Al también obtuvo una atención considerable por su presciente cobertura
del “cambio de paradigma de Obama” en la antesala de las elecciones
presidenciales de Estados Unidos de 2008, y creó un manual en línea para
la revolución no violenta después de su cobertura presencial del
levantamiento contra el dictador egipcio Hosni Mubarak en 2011.
La muerte de Al es impactante
en el sentido de que nos dejó demasiado pronto. Sin embargo, Al llevaba
un tiempo lidiando con problemas de salud persistentes, incluso después
de haber vencido el cáncer hace varios años atrás. La muerte nunca es
reconfortante, pero sí es un alivio para aquellos que sufren problemas
de salud graves y crónicos. El viaje, que incluye tanto dolor emocional
como físico, es la parte difícil.
Al vivió la vida intensa y
rápidamente. Así fue como se le presentó. Pero cada momento fue
importante para Al, al igual que ganar la buena batalla. Literalmente
cambió el mundo con su trabajo de organización y periodismo. La lista de
sus grandes logros es extensa, y su impresionante legado apenas
comienza a emprender su propio viaje.
Ni siquiera Al pudo burlar a la parca. Nadie puede. Pero vaya que le dio a la vida un paseo impresionante.
Al murió en sus propios
términos, aún diciendo su verdad al poder y trabajando para organizar a
otras personas para que hagan lo mismo, para que surja una verdad aún
más grande. Su obra vivirá mucho más allá de los últimos suspiros de sus
detractores.
Lo único que podemos hacer
ahora es tomar parte de nuestra tristeza y canalizarla en lo que Al
seguramente querría que continuáramos haciendo: vivir auténticamente y
buscar un mundo mejor para todos. Definitivamente también deberíamos
encontrar algo de tiempo ahora para honrar la vida de Al, de la manera
que funcione para cada uno, para celebrar lo que Al nos ha dejado para
construir.
Tenemos que seguir empujando
hacia adelante mientras el tiempo lo permita. Al alguna vez dijo: “La
autenticidad no es el camino más fácil en la vida, pero es el único
camino que conduce hacia adelante”.
Amigos de Al
Y la junta directiva
del Fondo para el Periodismo Auténtico
Doug Wilson, Presidente
Bill Conroy, Tesorero
Wendy Foxmyn, Administradora del Fondo
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